Algunos días
me levanto ofendida con el alba primera, quiero volver a trepar por el sueño y asomarme
a la infancia. Desprenderme del tiempo presente y quedarme tranquila con mi
colección de bosques púrpura y lluvia amarilla.
Algunos días
deseo esconderme en el bolsillo de la vida. Inclinarme fugitiva ante el día que acecha con
zapatos grises.
Y es entonces
que aparecen mis atletas decididos y sin darme tregua, muerden las sabanas,
lamen mis mejillas, andan por la almohada con jadeos hambrientos, me destapan
para abrir la cama con sus patazas tibias. Se recuestan, alargan y desbordados,
me asfixian. Sus rabos levantan volcanes.
Son como piedras que flagelan pidiendo entrar
en mi espacio y como una maravilla prodigiosa, abro los ojos feliz por verles congregados conmigo.
Es
tan agradable sentirles, es tan sencillo quererles!!!!
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