
De repente, como un bandido enmascarado, se inició el combate por su vida. Ingresado en una sala oscura, con cables peligrosos, radiografías y un lento gotero que en cada gota repetida, como fragante rocío, amanecía la vida. De este modo, a pequeños galopes, agua y tiempo hidrataron su cuerpo.
Descanso, este será un agosto relajado, cortaremos el espacio en breves paseos nocturnos en brazos de una ternura mansa.
ARENA EN LAS SANDALIAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario