Con una ternura indescriptible vierte Xaloc su jadeo en mis sandalias.
El hocico de Solid en mi muslo se anuda como un largo vestido de vaho alegre.
El movimiento ágil de Nabat sobre las teclas prende una llama de mediodia y sosiego.
La cola de Màgic al rozar mis dedos hace nacer lirios de agua entre mil sueños.
La larga mirada de Bimba, fija y complaciente, descuelga hogueras en las noches muertas.
El amable ronroneo de Tarot envuelve un anillo dulce de musgo fresco.
El sabor fugaz de las palabras nuevas arrastra cada letra entre las anchas redes; ando y sueño, amo y retrocedo.
Todo se obstina en mis grafias, porque les quiero.
Y porque son como les quiero puedo agitar las olas con mis manos, levantar raíces, cruzar el rocio, vaciar la copa de los labios, saborear el paisaje, robar la lluvia, calarme al viento. Ser tierra y estiércol, propagarme, correr el humo y vaciarme en la luz salvaje del cielo marino. Ascender al universo, cortar nubes, vestir de pradera, germinar en cada trébol y esparcirme en aroma de violeta.
No hay soledad, no hay ausencia, es un estado de paz permanente, es un simple y solemne te quiero.
El hocico de Solid en mi muslo se anuda como un largo vestido de vaho alegre.
El movimiento ágil de Nabat sobre las teclas prende una llama de mediodia y sosiego.
La cola de Màgic al rozar mis dedos hace nacer lirios de agua entre mil sueños.
La larga mirada de Bimba, fija y complaciente, descuelga hogueras en las noches muertas.
El amable ronroneo de Tarot envuelve un anillo dulce de musgo fresco.
El sabor fugaz de las palabras nuevas arrastra cada letra entre las anchas redes; ando y sueño, amo y retrocedo.
Todo se obstina en mis grafias, porque les quiero.
Y porque son como les quiero puedo agitar las olas con mis manos, levantar raíces, cruzar el rocio, vaciar la copa de los labios, saborear el paisaje, robar la lluvia, calarme al viento. Ser tierra y estiércol, propagarme, correr el humo y vaciarme en la luz salvaje del cielo marino. Ascender al universo, cortar nubes, vestir de pradera, germinar en cada trébol y esparcirme en aroma de violeta.
No hay soledad, no hay ausencia, es un estado de paz permanente, es un simple y solemne te quiero.
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