
Descalzarme en la charca amarilla, hundir los pies en cualquier lodazal apestoso, llenarnos las rodillas de barro, retozar como críos inocentes y beber de la existencia sus sorbos lentos
Pisar la luz, oscurecer la locura de un abrazo y renacer en la noche mas clara. Confundirme, desdoblarme y respirar profundo cuando Dandy persigue a un pobre conejo en los zarzales.
No existen imposibles en nuestras mañanas ebrias de color y vida.
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