Frío y lluvia han abierto los ojos, han despertado rápidos de su letargo y han lanzado tormentas, rayos, nieve, heladas y tinieblas. Han desbordado ríos y mares con sus manos. Han gritado a la luna y al salitre, su voz oscura se escucha en las mañanas, en las pobres hojas de las calles, en los abrigos ceñidos, las bufandas, los guantes.
Ahora, en este revuelo de silbidos, de playa perdida, de olas perversas, ahora nuestros labios besan y reviven. Nuestro palacio está en todas partes. Ahora acudimos a su llamada. Ahora es siempre.
Frio y lluvia, bienvenidos a la luz opaca de las playas negras .
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