No hay nadie. Por el camino no hay nadie, solo un rumor de resaca resbala por la acera manchada. La calle es un espectro de cristales rotos, botellas vacías, confetti y porquería.
Llegamos a la playa, los perros comparten mi nostalgia, Xaloc se desparrama a mi lado, cabizbajo. Solid parece buscar a los niños, las orejas erguidas, pendiente de cualquier ruido, ansioso por oír la voz amiga. Tecla está desconocida, rueda por la arena y se quebranta, también espera que aparezcan los pequeños y se inicien los juegos ondulados, las risas enredadas en ladridos, los gritos contagiosos, la euforia que palpita cuando niños y perros crecen juntos.
El día nació oscuro e indeciso, se extiende envuelto en sombras, hundido en frío. Al mediodía sigue igual de tétrico.
-Vamos- les digo
Tomamos un atajo por el parque desnudo hasta la tierra ennegrecida. Piso una enorme plasta humana, algún personaje augusto dejó su mierda en mis zapatos. Me siento molesta y humillada, ando hacia los pinos en busca de la hierba donde limpiar la suela enmascarada, froto, refriego y froto hasta que me doy cuenta que estoy encima de otra caca ¡Maldita sea!. En este mismo instante, Tecla hunde su lomo, se revuelca, voltea y se levanta pestilente, su manto dorado es ahora un barrizal de estiércol.
-¿ Se puede ser mas cochina ?- Le pregunto enojada. Me mira y mueve el rabo. Su cándida inocencia me arranca una sonrisa.
- Venga vamos a lavarte!!!!
En este dia de crepúsculos, animamos el paso y un tímido rayo de sol nos da en la cara.
Preciosos perros. Yo tb pase la mñn de año nuevo en la playa con el mio :)
ResponderEliminarPeripecias y extravagancias de una Veterinaria: iriabellas.blogspot.com