
Nos quedan pocos dias para disfrutar de mar y playa extensa, caminamos desmandados, ligeros y frescos hacia el paraíso húmedo, hacia las olas abiertas en racimo, a sembrar alegría entre los dientes de la vida y recoger el sol salpicado de salitre en nuestros cuerpos sedientos de arena sumergida.
La calle grita a mediodía, suenan las bocinas de los coches
llenando los rincones de silencio. Se transforma el paisaje, deslumbra, se viste color fuego.
Por la puerta de atrás sale de puntillas el invierno.
Y ahora, en este instante, quemamos tu aliento en nuestro aliento.
Entramos en ti, primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario