Su pasado tenebroso de tierra adentro, de abandono, de barro y huellas grabadas en la sangre, de caza despiadada, de aroma de agonía y perdigones, de pisadas espesas en la niebla. Su tiempo entre los hombres de los peores recuerdos, de pedradas amargas en sus huesos, de semanas de hambre y tormento, de miedo, temblor de un frío que viene de muy lejos. Ya pasó, se ha terminado.
Su ayer de ansiedad y pánico se ha despedido, él lo ha enterrado con firmeza. Ya no existe. Hoy sacó los muebles viejos a la calle, se limpió la frente de desdichas, sacudió todo el lastre de sus crines blancas y naranjas. Hoy se ha desnudado de las dudas y escarba con orgullo en su futuro.
Hoy descubrió la playa de arenas indulgentes, de olas celestes dispuestas en diadema. Hoy cayó la noche dividida y respira paisajes suaves de agua mansa. Hoy despierta y suena el viento tibio. El corazón del mar Mediterraneo le ofrece su rostro de olas y salitre, de espacios soleados, de minutos suspendidos en un cosmos púrpura.
Hoy Dandy resplandece y duerme entre en mis brazos, contento, alegre, confiado, mientras su nueva vida palpita en la paz de nuestra orilla, en nuestro hogar sencillo
Hoy Dandy resplandece y duerme entre en mis brazos, contento, alegre, confiado, mientras su nueva vida palpita en la paz de nuestra orilla, en nuestro hogar sencillo
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