Luz, el Mediterráneo es luz. Este mar indomable que sacude al invierno, brilla en las entrañas de las olas; azules suaves manchando fuego y piedra, casa y fogones, relámpagos azules, pétalos azules, tiempo azul.
Todo cabe en su cintura, bajo su vientre espacioso crea el mundo a sol y arena. Y ahí estamos nosotros, cada día en su fragancia, en sus senos generosos, en su envoltura sumergida, en su cuerpo extendido, labrado gota a gota de aire y espuma transparente.
Por eso el mar conoce nuestros pasos, sabe de ladridos y jadeos, de reveses y prisas. Suena desbocado en nuestro vuelo que se transforma, cada mañana, en luz azul.
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